Hoy lamentablemente el desorden administrativo financiero en las empresas se vuelve base imponible para el cálculo de impuestos, esto es lo que viene ocurriendo en las revisiones que está desarrollando la Administración Tributaria con su campaña «Dividendos u otras formas de distribución de utilidades de personas jurídicas».
Las pequeñas empresas y empresas familiares muchas veces no tienen establecida una política de entrega de utilidades; incurren en gastos que no tienen sustentos o retiran fondos de la empresa que no retornan, si a esto se suma el extravío de los comprobantes de pago, porque se quedaron en el carro o en el saco que ya se lavó, si con los fondos de la empresa se pagan gastos que no cumplen con el principio de causalidad (es decir no tienen nada que ver con el giro de la empresa) o detrás de la justificación y explicación hay toda una historia melodramática, es muy probable que estemos hablando de Dividendos Presuntos y le haya llegado el requerimiento de parte Sunat.
El pensamiento. «es mi empresa y yo sé en qué gasto» ha comenzado a tener un costo tributario y se ha convertido en base imponible al ser considerado como dividendos presuntos en esta campaña de fiscalización, que en el fondo persigue una recaudación rápida y que ha encontrado en el desorden administrativo financieros su más efectivo aliado.
Muy poco pueden hacer los contadores ante esta arremetida fiscalizadora, las cifras están echadas pues los ejercicios a revisar son los correspondientes a los años 2015 y 2016, la explicación de que tratan de préstamos y la presentación de contratos de mutuo dinerario no ayudan en nada; un préstamo sin intereses y sin retornos periódicos no es algo que se pueda sostener, aparte de generar en la empresa un ingreso afecto al Impuesto a la Renta, que sería materia de otro tipo de tratamiento incluso más oneroso.
No hay explicación que cambie el análisis consigna con que llega el fiscalizador; se trata de dividendos presuntos.
Hoy la cuenta contable 14 «Entregas a Rendir» se convierte en Base Imponible para el cálculo de impuestos; por ello es mejor la contabilidad ordenar y los retiros de fondos sincerar.